El Final Explicado de Oppenheimer ¿Héroe o Villano?
¿J. Robert Oppenheimer se sentía culpable por su papel en la creación de la bomba atómica? ¿O se veía a sí mismo como un héroe por sus logros científicos? En el final explicado de Oppenheimer intentamos responder a estas preguntas y a muchas más. Hay una serie de hilos conductores que se entretejen en Oppenheimer. El primero y más importante es el proyecto Manhattan, pero ese arco no comienza hasta el acto central.
Tabla de contenidos
Lo que hay que saber sobre la trama para entender el final explicado de Oppenheimer
La primera hora se centra en los primeros años de Oppenheimer. Incluido al comienzo de su estancia en la Universidad de Berkeley, antes de ser reclutado para construir la bomba, se involucra en organizaciones políticas de izquierdas. Más tarde, estas organizaciones le sirven de palanca y de contrapeso para que su rival, Lewis Strauss, intente hundirlo.
El resto de la película sigue el desarrollo de la bomba atómica, en el que Oppenheimer se aleja cada vez más de la moral. Después de la guerra, parece una cáscara de lo que fue, y su propio gobierno lo convierte en un enemigo.
Hasta que Ya No Nos Necesiten: La Desilusión Final en Oppenheimer
El acto final comienza después de la prueba Trinity. Todos los momentos anteriores se acumulan hasta la detonación de la primera bomba atómica. Es el acontecimiento ineludible en torno al cual gira la película, y lo que sucede después es en respuesta a la creación del arma. En este punto crítico, la frase «final explicado de Oppenheimer» se presenta como la clave para entender las consecuencias inevitables de sus acciones.
Al principio de la construcción de las instalaciones de los Álamos, el amigo y colega de Oppenheimer, Isidor Isaac Rabi, se opone al proyecto, diciéndole que los militares solo usan a los científicos como herramientas. «Nos necesitan», le dice Oppenheimer. «Hasta que no nos necesiten», responde Rabi. En cuanto finaliza con éxito la prueba Trinity, vemos que tenía razón.
El general Leslie Groves, que hasta ese momento había sido uno de los más firmes partidarios de Oppenheimer, se desentiende de él. Promete mantener informado al director sobre los planes para usar la bomba contra Japón, pero su tono arrogante deja al descubierto la vacuidad de sus palabras. Aquí, la frase «final explicado de Oppenheimer» subraya la desilusión y el abandono que Oppenheimer experimenta tras el éxito de su proyecto.
Más tarde, tras los terribles bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer concierta una cita con el presidente Harry S. Truman. Truman necesita saber qué viene en la reunión con el presidente, Oppenheimer aboga por una fuerte regulación internacional y prohibiciones estrictas del uso de armas atómicas. Truman se ríe de él, lo despide y lo llama llorón.
La venganza de Lewis Strauss, final explicado de Oppenheimer
Tras al final de la Segunda Guerra Mundial, la película cambia de enfoque para su acto final. Lewis Strauss se convierte en una especie de villano principal, pues se revela que orquestó las audiencias para revocar la autorización de seguridad de Oppenheimer. Debido a que gran parte de la película se dedica al proyecto Manhattan, no se desarrolla tanto la relación entre los dos hombres.
Al principio, vemos cómo Strauss corteja a Oppenheimer para presidir el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton después de la guerra. También vemos cómo Oppenheimer le pone en aprietos en varias ocasiones, generalmente en relación con su oposición a la bomba H, de la que Strauss es un gran defensor.
Aunque sus esfuerzos por barrer a Oppenheimer de la escena política tienen éxito, Strauss es castigado cuando se le deniega un nombramiento en el gabinete. ¿Cuál es el propósito de la historia de Strauss? Aparte de ser el hombre que se propuso destruir a Oppenheimer, Strauss representa un tipo opuesto de figura histórica. Desea que se le recuerde por su impacto en el mundo y está obsesionado por cómo le ven los demás.
Oppenheimer, por el contrario, se hace famoso, le guste o no y sus acciones lo inmortalizan como héroe para algunos y como villano para muchos otros. Strauss nunca alcanza ese nivel, aunque de un modo retorcido lo desea.
El juicio de J. Robert Oppenheimer
Las audiencias de seguridad que despojaron a Oppenheimer de su reputación desempeñan un papel importante en la película. Una de las primeras escenas muestra a Oppenheimer leyendo una declaración a la Junta de Revisión Reunida a pesar de que sabe que no va a salir bien. Como le dice Rabi, es un tribunal de canguros, pero Oppenheimer sigue luchando por preservar su nombre. Técnicamente no es un juicio, pero el efecto es el mismo, y estas tensiones se intensifican aún más cuando exploramos el final explicado de Oppenheimer.
Y mientras el gobierno de Estados Unidos sienta a Oppenheimer en el banquillo contra las acusaciones de simpatía comunista y actividad antiestadounidense, la película lo juzga por cuestiones más amplias. ¿Cómo debe juzgarlo la gente hoy en día?
Quizá tenga razón en que, de no haber sido por él, otra persona habría construido la bomba. Pero sus afirmaciones de que no es responsable del uso suenan vacías. Oppenheimer le dice a Truman que tiene las manos manchadas de sangre, y así es. Durante las audiencias, su esposa Kitty dice que la historia nunca lo perdonará.
A pesar de sus inclinaciones políticas progresistas, su apoyo a los trabajadores organizados y sus insistentes presiones para detener el desarrollo nuclear después de la guerra, Oppenheimer no puede ser absuelto de los crímenes que su trabajo permitió.
Fin de la trama de Lewis Strauss
La trama de Lewis Strauss termina de forma bastante dramática, con su nominación al gabinete oficialmente bloqueada, gracias en parte al voto de un joven John F. Kennedy. Un ayudante político anónimo pone fin al arco argumental de Strauss con una frase que pone de manifiesto el enorme ego del villano.
Tras enterarse de su rechazo, Strauss echa la culpa a Oppenheimer, afirmando que puso a la comunidad científica en su contra. Según Strauss, todo empezó cuando Oppenheimer y Albert Einstein tuvieron una conversación sobre él junto a un estanque en Princeton. Aunque, como señala el ayudante, Strauss no tiene forma de saber que los físicos estaban hablando de él. Tal vez sugiere estaban discutiendo algo más importante.
En la escena final nos enteramos de que Einstein y Oppenheimer estaban hablando de cuestiones más importantes. La obsesión de Strauss por sí mismo refleja una de las ideas principales de la película, que los hombres que aspiran a ser grandes a menudo ignoran las ramificaciones más importantes de sus acciones.
Hay una distinción entre Einstein y Oppenheimer, ambos con un intenso arrepentimiento por sus éxitos y Strauss a quien solo le importa aparecer en la portada de Time.
El Premio que Sirve a Otros: El Reconocimiento Vacío en la Vida de Oppenheimer
En los últimos momentos de Oppenheimer vemos los años crepusculares del físico. En 1963 recibe el premio Enrico Fermi de manos del presidente de los Estados Unidos, lo que significa una rehabilitación de su imagen nacional en los anales de la historia. Pero es un momento vacío.
En su conversación junto al estanque, Einstein predice que Oppenheimer recibirá un premio por su trabajo, aunque también dice que no será realmente para él, sino para la gente que se lo dé. Tal es la recompensa para los grandes hombres que producen terribles consecuencias, le dice Einstein.
Plagado de culpa, en el final explicado de Oppenheimer
Tras los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer se siente culpable. Este es un aspecto en el que la película se toma muchas licencias creativas con respecto a la vida real de Oppenheimer. Sabemos por su trabajo que se opuso al uso de armas atómicas después de la guerra, así como al desarrollo de armas aún más mortíferas como la bomba de hidrógeno. Aún así, es imposible saber si le afectó de la forma que se describe en la película, pero en la versión de Nolan, Oppenheimer empieza a tener visiones espeluznantes después de la guerra.
Su discurso a los demás científicos de los Álamos, en el que afirma que lo único que lamenta es que la bomba no estuviera terminada a tiempo para ser utilizada contra los nazis, sí sucedió. En la película, esto se convierte en una afirmación cargada, pues Oppenheimer parece menos seguro de la forma en que se usó el arma contra Japón. Su convicción se basa en gran medida en la necesidad de vencer a Hitler con la super Pero sin ese enemigo parece perdido.
Visiones del Armagedón
En su discurso en los Álamos, Oppenheimer comienza a experimentar visiones infernales del fin del mundo, ve destellos de luz blanca que reflejan la explosión de la prueba Trinity, seguidos de grotescas imágenes de la piel desprendiéndose de los científicos reunidos. En el exterior, ve a una pareja encogida de miedo y a un joven vomitando en el suelo. Es la forma que tiene la película de mostrar una ínfima parte de las atrocidades cometidas por Estados Unidos contra Japón, imaginadas a través del conocimiento que Oppenheimer tenía del arma y canalizadas a través de su propio rincón del mundo.
La película pasa los años, pero las visiones no cesan. Oppenheimer se ve acosado por sueños de fuego que envuelven la tierra, que salpican cada acto de la película como recordatorios de lo que provocó.
Al final, hay una visión aún más vívida del futuro, que no se ha hecho realidad. Charlando con Einstein junto al estanque, Oppenheimer ve los misiles balísticos intercontinentales que más tarde surgirían de su creación. Se imagina a sí mismo en la cabina de un avión observando el cielo mientras las cabezas nucleares arden sobre su cabeza. Una nubosidad asoleada y apacible se ve interrumpida por el lanzamiento de muchos cohetes.
Desde la órbita vemos cómo se incendia a la atmósfera de la Tierra. Por suerte, esta pesadilla no ha ocurrido en el mundo real, pero incluso en la era posterior a la Guerra Fría, la amenaza persiste.
Las consecuencias de su logro, lo revisamos en el final explicado de Oppenheimer
En su conversación con Einstein, Oppenheimer deja al descubierto su sentimiento de culpa. El científico mayor le dice que pasará el resto de su vida lidiando con las consecuencias de sus logros.
Aunque Oppenheimer completó todo lo que se propuso hacer en los Álamos, la convicción que inicialmente lo empuja se vuelve hueca en el momento en que se lanza la bomba. En este momento es fácil reflexionar sobre sus primeras escenas. Destaca su primera clase impartida en la UC Berkeley a un solo alumno, a pesar de que el aula está prácticamente vacía. Oppenheimer rebosa energía, habla de la luz, del espacio y de sus teorías sobre los agujeros negros. Habla de la magia de la física cuántica y hay una alegría genuina en su voz.
¿Qué habría sido de él si se hubiera quedado en ese campo de estudio? ¿Y si hubiera seguido organizando su trabajo y se hubiera centrado en la teoría cuántica, dejando el proyecto Manhattan a otros? Cuando se alista, cree que es un mal necesario para derrotar a Alemania, pero no es así. Sin embargo, cree que ha ido demasiado lejos. No puede volver a las aulas del mismo modo, así que lleva su logro hasta el final, por muy asesino que sea, elementos que, como veremos más adelante con el final explicado de Oppenheimer, contrastan fuertemente con las sombras de la realidad que le esperan.
Una reacción en cadena
La película Oppenheimer vuelve una y otra vez a la idea de las reacciones en cadena. Es el principio básico que hace que las armas nucleares funcionen, y es la nota final de la última escena. Mientras hablaba con Einstein, Oppenheimer recuerda haber hecho cálculos que le llevaron a creer que una detonación atómica podría incendiar todo el planeta. Aunque esto resultó ser erróneo, cree que aún así iniciaron una reacción en cadena que destruirá el mundo. En este contexto apocalíptico, la frase final explicado de Oppenheimer cobra especial relevancia, como una reflexión sobre el inevitable desencadenamiento de consecuencias devastadoras.
Explorando el final explicado de Oppenheimer, descubrimos que toda la película está rodada como una reacción en cadena, con escenas fragmentadas empalmadas entre sí, pasando de una cosa a la siguiente sin pausas. Es una serie de acontecimientos en cascada que nadie puede detener. Después de construir la bomba, Oppenheimer no puede dar marcha atrás. La física se apodera de él, dejándolo con el peso de lo que hizo.
Con el tiempo, esta reacción en cadena se vuelve contra él, provocando las audiencias de seguridad y la revocación de su autorización gubernamental. Su esposa se ve obligada a escuchar los desagradables detalles de sus aventuras, y aunque lo apoya, su relación queda marcada. La bomba A engendra la bomba H, que conduce a una oleada continua de armas que acaban con el mundo.
El hombre que conmovió al mundo
Lo que nos queda al final de Oppenheimer es el retrato completo de un hombre. Ama la literatura, el lenguaje y el arte. ¿Es comunista? Según él, solo más o menos. Aunque se opone al fascismo y hace donaciones a muchas causas de izquierdas. Es padre pero no muy bueno, según él mismo reconoce es un excelente científico, pero desde cierto punto de vista puede que sea el peor de todos. Al final, Oppenheimer es consciente de que es cualquier cosa menos un héroe, y que puede que ni siquiera merezca compasión. Y aún así, sabe que la historia es cualquier cosa menos concreta.
Alfred Nobel creó la dinamita, nos recuerda, pero se le recuerda por sus contribuciones al aprendizaje. A pesar de que lo más inquietante de Oppenheimer es que aún no sabemos cuál será su legado completo. Esto fue, el final explicado de Oppenheimer.
Tal vez te interese el final explicado de Pienso en el Final